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miércoles, 13 de noviembre de 2013

El día después de una estocada

Ayer me fui de visita a ver a Bernard, de FisioTotCos. Arrastraba desde hace un par de meses un dolorcillo en la parte trasera de la pierna, en la zona de detrás de la rodilla, y quería solucionarlo. También estaba empezando a notar mucho dolor en la zona del deltoides izquierdo, sobretodo al nadar. Así que tocaba un "pit stop" y puesta a punto. 

Cuando llegué, Bernard me estuvo haciendo preguntillas de rigor: qué había hecho últimamente, cuánto hacía que me dolía, cuándo notaba dolor... y tras tumbarme en la camilla, empezó con el reconocimiento. Pronto encontró el punto clave, en la zona alta del gemelo, y empezó a masajear, a apretar como él sabe... y a hacerme saltar de la camilla. Después del masajito, tocó un ratito del aparato mágico llamado INDIBA. No sé qué tendrá el trasto, pero cada vez que paso por ahí, se me acaban los dolores. Diez minutos más tarde, Bernard dio por finalizada la tortura en la pierna y pasó a mi hombro. Tras palpar el hombro por las dos caras, encontró que el problema eran los puntos de gatillo del supraespinoso, que me provocaban el dolor. Así que había que atacarlos... con punción seca. ¿Qué es eso? Pues bien bien, no lo sé. Y no sé si quiero saberlo. Bueno, sí quiero, pero no quiero verlo en mi cuerpo... La punción consiste en ir clavando unas agujas en los puntos de dolor, que provocan unas contracciones musculares involuntarias, unos calambres en los músculos pinchados, que hacen que se descontracturen. Eso es, a grandes rasgos y sin tecnicismos, en qué consiste tal tortura. Pues bien, Bernard es un tipo muy simpático y bromista, y en uno de los pinchazos, soltó "uix, ahí he tocado hueso"; y yo, que soy aprensiva a más no poder con cualquier cosa relacionada con mi cuerpo, empecé a marearme. Pero a marearme de aquella manera que te lleva al desmayo, con oídos tapados y visión nublada. Caerme, no me iba a caer, ya que estaba en la camilla boca abajo, pero del desmayo no me salvaba nadie. Bernard seguía bromeando, supongo que intentando que se me fuera el malestar, y yo intentaba seguirle la corriente, pero el malestar iba creciendo. No soy consciente de todo lo que le iba diciendo en ese momento. De verdad. Igual hasta le pedí matrimonio... (¿Bernard?) Lo que sí recuerdo es que le pedí una gasa impregnada en alcohol, para animarme un poco, pero no funcionaba. Al darme la vuelta, Bernard debió verme con mala cara y me plantó en la nariz lo que yo creí que era bálsamo de tigre, aunque él me dijo que era de león. No sé de cual de los dos animales era, pero aquello me ayudó a recuperarme. Poco a poco fui mejorando mi cara y mi estado, momento en el cual Bernard aprovechó para acabar con mi brazo, realizándome unos estiramientos.

Tras una hora en la camilla, me puse de pie, ya mejor, aunque el brazo me dolía horrores. No sabría describir el dolor, pero creía que no podía moverlo. Salí de la consulta y me empezaron a caer lagrimones. No sé si lloraba de dolor o es que necesitaba llorar. Hacía mucho tiempo que no lloraba de verdad. Seguro que debía dar mucha pena verme así, porque una señora se acercó a preguntarme si estaba bien. Más tranquilita, me subí al coche y me fui al Carrefour, con un hambre inmensa. 

Y esta mañana... me he acordado de Bernard y de toda su familia. No podía abrocharme el sujetador y he pensado que quizá era buen día para ir sin... o no... (al final me he puesto un top deportivo). El dolorcito me ha acompañado todo el día al hacer determinados movimientos, y también si me pasaba la mano por encima del hombro. Pero sorprendentemente, NO ME HA DOLIDO AL NADAR! Bernard, eres un crack! He hecho 2500 metros sin apenas molestias, lo cual me hace ser bastante optimista. Además, hace un par de semanas que me explicaron cómo hacer la brazada para no cargar el hombro, y ese movimiento me está ayudando mucho a que no me duela. Así que, a seguir entrenando!!! 

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