Páginas

martes, 24 de noviembre de 2015

Estoy indignada



Pues si, estoy enfadada. Y tengo tantos motivos que no se por cual empezar. Vamos a ver si soy capaz de organizar y explicar el puzzle.

Ayer estuve dando una de mis clases de educación física en el patio. Unos compañeros de claustro sustituyeron al profesor de educación física con alumnos de otro nivel y les propusieron varios ejercicios (a mi parecer, un poco anticuados, pero oye! Lo importante es moverse y, en ese caso, salir del paso). Al finalizar las sesiones (cada uno con sus alumnos), los compañeros me comentaron que muchos de los alumnos son poco ágiles y con cierto sobrepeso. No me sorprendió. Ya llevo tiempo observándolo... Pero... Que podemos hacer???

Sigo... Tal y como esta hoy en día la ley de educación, los alumnos hacen entre 1,5 - 2,5h de actividad física a la semana. El resto de la jornada escolar, la pasan sentados en sus sillas. Muchos de estos alumnos, cuando salen del colegio, realizan actividades extraescolares, entre las cuales esta la oferta deportiva, durante... Pongamos... 2h mas (semanales). Vayamos sumando cuanto deporte... O actividad física realizan estos chicos...

Continúo... A algunos de los que realizan actividades deportivas, se les impone como castigo por no realizar sus tareas escolares, el dejar el deporte... A lo que yo respondo... no le saques del fútbol. Ponlo a correr más.

Me seguís??? Alguien ve por dónde voy???

Cómo vamos a crear una sociedad sana y saludable si nuestros chicos y chicas no se mueven??? Cómo les transmitimos el gusto por el deporte? Con qué armas tengo yo que luchar, maestra de educación física, para hacer que estos chicos y chicas tengan ganas de moverse y vean la necesidad de ello y de llevar una vida sana? 


domingo, 1 de noviembre de 2015

Con lo que yo he sido...

Con lo que yo he sido, ya me basta como punto de partida.
Con lo que yo he sido, mañana vuelvo a empezar.

Vuelta a los entrenamientos para conseguir la medalla que me acredita ser una mujer de hierro. Porque por mucho que ya haya pasado por ese trance, el no cruzar la línea de meta, es como si todo quedase en nada. 

Vuelta a salir con sol, con viento, lloviznando, con frío, a oscuras, con ganas y sin ganas. Pero ahora voy con ventaja. Con la ventaja de que ya sé de qué estoy hablando. Ya sé lo que cuesta entrenar para un objetivo. Sé lo que pasa si se saltas un entrenamiento; y sé lo que pasa cuando los cumples y ves que tu nivel ha mejorado y que puedes correr y que encima, te gusta.

Esta vez, me enfrento sola a esto. El mérito y la responsabilidad recaerán únicamente en mi. Las cuentas las voy a pasar conmigo misma cada noche y, sabiendo lo exigente que soy para conmigo, no voy a dejarme pasar ni una. 

En fin. Que volvemos a la carga.

Enlace permanente de imagen incrustada