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lunes, 18 de marzo de 2013

Correr sin ver

Cierra los ojos e intenta moverte por donde estás. Probablemente lo tengas todo tan visto que fácilmente podrás reproducir un recorrido sin percances. Ahora sal a la calle y repítelo. Imposible dar más de tres pasos sin tropezar. Impensable ponerse a correr! O no...

El mes pasado asistí a un curso de iniciación al guiaje por montaña de personas invidentes y deficientes visuales, a cargo de la Federació Catalana d'Esports per a Cecs (FCEC) y dirigido por  Marcos Bajo (@marcosgmao). En ese intenso fin de semana compartimos y aprendimos técnicas de guiaje en carreras de montaña y senderismo. Pudimos experimentar qué se siente cuando te ves privado total o parcialmente del sentido de la vista, así como también hacer de guía para personas invidentes. Ambas situaciones bastante curiosas.

Cuando me inscribí en el curso, pensé que ser guía sería muy fácil. Ir diciendo "derecha" e "izquierda" cuando toca y poco más. Pero la teoría es muy fácil, no tanto la práctica. Al hacer de guía, debes tener en cuenta que tus "guiados" no ven en absoluto, o tienen un campo de visión reducido; por lo tanto, cualquier obstáculo, por minúsculo que nos parezca, hay que comentarlo. Al menos, al principio. Con la práctica, se adquieren todo tipo de estrategias y no hay que comunicarlo absolutamente todo.


Al ponerme a la cabeza de un grupo de guiaje, me vi atolondrada y abrumada. Había tantas cosas que decir! Escalones, barandillas, personas, puertas, bolsas... y aún estábamos dentro del edificio de la ONCE! Qué pasaría al día siguiente, en plena montaña? Allí hay piedras en el camino, grandes y pequeñas, ramas bajas y a los lados, desniveles, estrecheces... y nuestro guiado confía plenamente en nosotros para que le llevemos hasta el final sin sufrir ningún daño y pudiendo disfrutar del paseo. Además, hay que ir comentando lo que vemos: si está nublado, una planta o flor, algún animal... así se hace más ameno. Pero todo esto es un cúmulo de información que, de intentar darla así de golpe es imposible. Y únicamente andábamos. No quería ni pensar en lo que supondría traducir todo eso en una competición. Pero sí se puede. Y, de hecho, Marcos y Sito Castelló nos han demostrado muchas veces que se puede correr por montaña y acabar ADEMÁS en posiciones de cabeza. Y que también se puede acabar una maratón, como la de Barcelona, este fin de semana. Una maratón a oscuras: Llegada Sito y Marcos - Maratón de Barcelona

Sito, Marcos y amigos en la llegada de la Maratón de Barcelona

El lado opuesto a ser guía, es el ser guiado. Qué sensación más extraña. Hay muchos tipos de discapacidad visual, y pudimos experimentar con visión borrosa, sin visión periférica y ciegos totales. Después de esa práctica, he decidido que prefiero ser ciega total a ver sólo un poquito. Empecé a dejarme guiar llevando unas gafas opacas que tenían un minúsculo agujerito. Ver de ese modo me estresó mucho. Así que decidí cerrar los ojos y agudizar los otros sentidos. Y confiar en mi guía, Fran (@Mothhor). Aún estando tensa, disfruté. Disfruté escuchando, localizando sonidos; fui capaz de anticipar movimientos al oir a mis compañeros pasar rozando las ramas; o saber por dónde iban a pasar los ciclistas que bajaban por la pista.


Con Fran, arriesgándonos a correr
Qué gran experiencia, en conjunto! Y qué grandes las personas que luchan cada día para posibilitar que discapacitados visuales (en este caso), puedan realizar actividades como el resto de la sociedad, sin ser excluídos por su condición. Desde aquí quiero expresar mi admiración por todas y cada una de esas personas, por su gran corazón y tesón; y también admiración por todas las personas que participaron en el curso, puesto que son los voluntarios que hacen que todo el trabajo sea posible.

Gran grupo, grandes personas
Si quieres saber más sobre el grupo:
https://www.facebook.com/pages/GMAO-GRUPO-MONTAÑA-AMIGOS-ONCE-CATALUNYA/265970016793889






domingo, 3 de marzo de 2013

Arrugando el dorsal

Esta mañana he vuelto a ponerme un dorsal. Después del fiasco en la Mitja de Granollers, que no pude acabar por un inicio de gripe, y el no verme capaz de correr la Mitja de Barcelona, estando apenas recuperada, decidí que había que quitarse la espinita. Y qué mejor media que la Mitja de Cambrils, cerca de casa y sin apenas complicación por el recorrido. 


Hoy era el día, hoy era MI DÍA. Lo sentía. Después de los últimos entrenamientos, me veía capaz de hacer buena marca en la que iba a ser mi primera media maratón. Auguré un tiempo de 1h50', viéndome capaz de llevar un ritmo de 5'14". ¿Por qué no? Pues bien... no.

He llegado a Cambrils con tiempo suficiente para calentar, y ya había mucho ambiente. Música, gente corriendo, espectadores... La hora de inicio se acercaba y nos hemos ido colocando en la línea de salida. La media se corría conjuntamente con la carrera de 10km y, aunque no había diferenciación ni cajones, no se ha visto demasiado lío. Éramos 2000 participantes, y hemos sido bastante civilizados, inicialmente.
Las liebres se han ido colocando entre la gente, con sus globos bien visibles. En principio, había dos liebres por cada tiempo, cosa que posibilita que si una pincha, siga la otra llevando al grupo. Yo he intentado llegar a la liebre de mi tiempo previsto, pero una vez dada la salida, se me ha escapado. He tenido que correr bastante y esquivar a los otros corredores para no perderla demasiado. En esos momentos he visto a los recortadores, aquellos que cruzan aceras, rotondas y parques para avanzar unos metros como sea. Mal hecho. Si no puedes pasar, te esperas o vas por otro lado. Antes del primer km, el espacio ya era suficiente como para correr con tranquilidad y disfrutar del recorrido al lado del mar.

Intentando seguir a la liebre durante los 4 primeros km he ido bien. A partir del km 5, mi estómago me ha dado un aviso. Ayer me acosté con mucho dolor no sé bien por qué motivo, y aunque esta mañana me he levantado muy temprano para desayunar con tiempo y no sentía molestia alguna, por un momento los dolores han vuelto. "Ya estamos". Mi cabeza, de runner débil aún, ha atacado: "no puedes, ya pierdes la liebre, a cada km bajas el ritmo, aún te queda más de la mitad, te pasa todo el mundo...". Es mi peor enemigo. Mis piernas funcionaban. De ahí hacia arriba, una lucha incesante. Sin llegar a concentrarme para encontrar un ritmo de respiración, la cabeza diciéndome que quizá abandonaba incluso... Un calvario. Pero esta media había que acabarla. Como fuese. Y así ha sido. Mi compañero de equipo, Robert, ha venido para acompañarme los últimos 3 km, y yo ya no podía más. Hacía mucho rato que iba corriendo buscando las líneas del suelo, con flato en ambos lados. No quería parar, pero había momentos que era necesario. Las piernas seguían bien, pero yo intuía que las pulsaciones eran muy altas y no podía respirar bien. Robert me daba consejos, me empujaba, pero yo no podía. Y la llegada, en subida. La media más plana, sí, pero la llegada es en subida! Aún y así, me he marcado un sprint con otra chica, que yo creía que me iba a seguir, pero se ha quedado atrás. Al llegar yo a la meta, me he girado y la he visto entrar. Segundos después, se ha desmayado. Allí se han quedado atendiéndola Robert y otros organizadores, mientras yo me retiraba a ver si podía encontrar más ayuda. Al ver que la situación estaba controlada, he ido a por mi avituallamiento post-carrera: bebida y un donut que me han sabido a gloria!

Mi opinión sobre la organización de la carrera es totalmente positiva. Muy bien organizada, con avituallamientos cada 5km, eso sí, sólo con agua y en los dos últimos, te daban las botellas abiertas y sin tapón. Eso no me ha gustado, ya que no podía ir corriendo con la botella abierta, porque me mojaba. Debo correr a saltos. Por lo demás, muy bien. Y bien medida. 21km exactos. Posteriormente me he enterado de que había voluntarios echando a corredores "piratas" en el recorrido. Sí, esos que no pagan la inscripción, pero que se avituallan como los que sí lo hemos hecho (o más). Punto a favor para la organización, que ha tenido en cuenta ese aspecto cada vez más usual en las carreras populares.

Pues bien, aquí acaba mi competición de hoy. Espinita sacada a medias, y con la cabeza puesta en que tengo que entrenar más. Pero es que hace un año, correr 21km hubiese sido impensable para mi. Estoy cumpliendo a rajatabla los planes de entrenamiento, y eso, poco a poco, va a irse notando. Estoy convencida de ello. Quizá no haré grandes marcas, pero sí seré cada día mejor.